Viajar a Creta
CUNA DE ZEUS, LA ISLA DEL MINOTAURO
La isla de Creta, la mayor de las islas griegas y a caballo entre tres continentes, Europa, Asia y África y entre dos mares, al norte el Mar de Creta y al sur el Mar de Libia, es un peculiar pedazo de tierra en medio del Mediterráneo que ha actuado como hilo conductor de pueblos y culturas, facilitando su paso de oriente a occidente y de sur a norte. Desde el Neolítico hasta la actualidad ha ido atesorando la esencia de cada uno de ellos para llegar a ser el crisol de culturas que es hoy en día.
Un clima privilegiado, playas de arenas doradas y aguas limpias, vestigios de ciudades antiguas que testimonian un rico pasado, la naturaleza salvaje, quebrada y hermosa, una agricultura y ganadería que ofrece sus productos para el deleite de los más exigentes paladares, todo ello ha convertido a Creta en un objeto de deseo para los viajeros que buscan hoy en día un lugar en el que disfrutar de su tiempo de vacaciones llenándolo de experiencias variadas y enriquecedoras.
No es de extrañar que sus montañas fueran el lugar escogido por la diosa Rea para dar a luz a Zeus, quien llegaría a ser el gran patriarca de todos los dioses del Olimpo, cuando huía de su esposo Cronos (el Tiempo que todo lo rige) que la perseguía para devorar también al nuevo hijo como había hecho con los anteriores. Cronos quería asegurarse de esta manera de que la profecía de que un hijo suyo le derrocaría, no se cumpliera. De poco le sirvió ya que Rea una vez que había dado a luz a Zeus le engañó entregándole una piedra envuelta en pañales que Cronos tragó sin sospechar. Zeus se crió en el Monte Ida de Creta, alimentado por la cabra Amaltea y cuidado y protegido por ninfas y dioses menores que bailaban, cantaban y hacían ruido para que el llanto del niño no se oyera.
Ya de adulto el dios llevó allí a la ninfa Europa cuando la raptó convertido en toro para consumar sus amores. Esta figura del toro relacionada con Creta se vuelve recurrente tanto en otros mitos como en la realidad ya que en la cultura minoica el sacrificio del toro y las danzas que con estos animales se efectuaban constituían una parte primordial de su culto.
El legendario Minotauro es un buen ejemplo: Minos, el mítico rey de Creta, era uno de los hijos que Europa y Zeus tuvieron. Los cretenses en aquella época adoraban a Poseidón, el dios del mar. Minos prometió sacrificar al dios el primer animal que saliera del mar, que sorprendentemente fue un hermoso toro. Minos pensó que sería una pena sacrificarlo y prefirió incorporarlo a sus rebaños faltando así a su promesa. Poseidón enfurecido se vengó del rey Minos haciendo que su esposa Pasífae se enamorara perdidamente del hermoso animal y como consecuencia concibiera un hijo mitad humano mitad toro, el Minotauro. El rey Minos avergonzado por este hecho pero sin atreverse a matar al terrible ser, mandó construir al mejor arquitecto que conocía, Dédalo, un lugar donde encerrarlo y ocultarlo a los ojos de todos y el resultado fue un laberinto del que era poco menos que imposible escapar. Y la historia no acaba aquí, ya se sabe… Teseo, Ariadna y su hilo salvador… pero lo mejor es escuchar el resto del relato en el bello e impresionante Palacio de Knossos cercano a Heraklion, el lugar en el que estos mitos se desarrollaron.
RASGOS GEOGRAFICOS DE CRETA
La isla de Creta es una de las mayores del Mediterráneo, concretamente la quinta con una superficie de unos 8.300 km 2 a lo largo de los cuales se extiende un relieve montañoso, más elevado en la parte occidental que en la oriental. El oeste de la isla lo recorre la cadena montañosa llamada Levka Ori cuya máxima altura es el mítico Monte Ida (el más alto de la isla con 2456 m). La región oriental es menos elevada, esta recorrida por los montes Dikti cuyas máximas alturas no superan los 1520 m. En ellos, según la leyenda, nació Zeus y más tarde fue llevado al Monte Ida donde se crió.
Creta es una isla muy alargada y estrecha con una longitud máxima de unos 270 km y una anchura que va desde los 10 km en su parte más estrecha hasta los 56 km en la más ancha.
La costa sur de Creta es, debido a la proximidad de las montañas, hermosa, salvaje y muy accidentada lo que la hace complicada para la navegación por eso la mayoría de los núcleos urbanos se concentran en el norte de relieve más llano y suave. A lo largo de los 1.040 km de su recortada costa se alternan hermosas playas con acantilados salvajes, bahías, golfos y ensenadas con numerosos cabos. Los puertos se concentran sobre todos en el norte donde la costa es más amable y se han creado numerosos puertos al abrigo del mar.
La población de la isla que se concentra sobre todo en la costa norte es aproximadamente de 630.00 habitantes, más o menos la mitad de la población total de Grecia (la isla tiene una densidad de población de 75 hab/km 2 ). Las principales ciudades son a la vez las capitales de cada una de las cuatro provincias o “nomoi” en las que se divide la isla de Creta. De oeste a este son: Chania capital de la provincia del mismo nombre y principal puerto de la isla, Rethymnon capital de la provincia de Rethymnon, Heraklion, capital de la provincia homónima y capital también de toda la isla y Agios Nikolaos capital de Lasithi.
En las últimas décadas la población no ha aumentado ya que la emigración de jóvenes procedentes de las zonas rurales a Atenas y a otras capitales europeas ha sido continua.
El clima mediterráneo de Creta se caracteriza por una considerable diferencia entre la mitad norte de la isla y el sur. La separación longitudinal que marcan las cadenas montañosas que recorren la isla y la diferente incidencia de los rayos solares en cada una de ellas hace que el norte sea más húmedo y por lo tanto más verde (es la vertiente de umbría) que el sur de la isla. El oeste también es más verde ya que los vientos que recibe están más cargados de humedad que los de la parte oriental.
La vegetación de Creta es típicamente mediterránea aunque en la actualidad se ha visto comprometida por la presión humana sobre todo en las zonas costeras. Abundan los cipreses, castaños, enebros, retamas, adelfas, mirtos y una buena representación de hierbas aromáticas propias de este clima como la salvia, el tomillo y el orégano, siempre presente en la cocina griega.
En la antigüedad se la conocía como “la isla de los olivos” tal era la abundancia de estos árboles. Actualmente quedan muchos que dan un magnífico aceite de tintes afrutados.
La economía de Creta se basa en gran manera en la agricultura y se obtienen excelentes productos como aceite, cereales, uvas pasas, hortalizas y frutales. La industria se concentra fundamentalmente en los alrededores de Heraklion, la capital, destacando la industria alimenticia, fabricación de jabones y textil. En la ganadería predominan las ovejas y cabras de cuya leche se obtienen los magníficos quesos locales de fama justificadísima.
Creta está muy bien comunicada tanto por mar como por avión. Sobre todo a través de sus puertos de la costa norte donde llegan numerosos ferrys, cruceros y barcos de todo tipo. Existen también dos bases navales de Estados Unidos, una en Heraklion y otra en Souda junto a Chania que evidencian la importante posición estratégica que ocupa la isla en el Mediterráneo. Sus dos aeropuertos internacionales, Heraklion y Chania, reciben numerosos vuelos desde Atenas, Salónica, las vecinas islas de Rodas, Santorini y Mykonos y vuelos desde toda Europa.
El aeropuerto de Heraklion se llama Nikos Kazantzakis en honor al escritor y filosofo griego de fama internacional autor de la novela “Vida y hechos de Alexis Zorba” en la que se baso la famosa película “Zorba el griego” que tanto ha contribuido a familiarizarnos con las raíces más autenticas de la visión griega de la vida.
HISTORIA DE CRETA
La isla de Creta que hasta principios del siglo XX se conocía como Candía (del latín candidus=blanco) nombre que le daban los navegantes italianos que comerciaban a lo largo del mar Mediterráneo no comenzó a poblarse hasta el Neolítico. En este periodo sus habitantes no desarrollaron su cultura ni más ni menos que el resto de habitantes de las cercanas Cycladas o de los núcleos de población de la Costa de Asia Menor. Fue a partir de mediados del tercer milenio a.C. ya inmersos en la edad del cobre cuando fueron capaces de desarrollar unas características artísticas, técnicas y culturales que les condujo a asentar la primera gran civilización europea, contemporánea de las primeras asiáticas, Egipto y Mesopotamia.
Hasta el 1.200 a.C. la llamada “civilización minoica” brilló en el Mediterráneo oriental exportando su genialidad hasta la Grecia continental, las costas de Asia Menor y Sicilia y manteniendo contactos comerciales con Egipto. El esplendor de esta original civilización cuyas señas de identidad eran su comercio volcado al mar, sus ciudades-palacio con edificios que se sustentaban sobre columnas más anchas por arriba que por la base, alegres frescos que ilustraban sobre la vida y costumbres de sus gentes y ritos y danzas con toros, alcanzó su zenit durante los siglos XVI y XV a.C. El declive llegó hacia el año 1.200 a.C. Fue una decadencia rápida, casi fulminante. Las incursiones aqueas y dorias posiblemente la propiciaron socavando la hegemonía de Creta en el mar pero la desaparición de la civilización minoica fue demasiado brusca por lo que tuvo que haber algún otro factor determinante y repentino que acabara casi de golpe con ella. Los científicos e historiadores creen haberlo encontrado en la devastación que sufrió la costa septentrional de la isla como consecuencia de una gran erupción del volcán de Santorini (a 112 km de distancia) en aquella época.
Hoy en día quedan algunos buenos ejemplos de las 90 ciudades minoicas que llegó a haber en Cnosos, Malia, Festos, Hagia Triada, Zakros, Gournia etc.
Desde entonces entra en un largo periodo sin gran relevancia histórica, durante el periodo clásico y helenístico nada la diferencian de cualquier otro rincón de Grecia.
Tras la muerte de Alejandro Magno se convierte en refugio de piratas sicilianos por lo que los romanos la ocupan en el año 67 d.C. para garantizar la seguridad en la zona y la incorporan al Imperio. Tras la división del Imperio Romano pasa a depender del Imperio Bizantino.
Cuando los musulmanes comienzan en el siglo VII a extenderse por el Mediterráneo llegan hasta Creta grupos de musulmanes andalusíes procedentes de Córdoba que la conquistan y convierten en base para atacar desde allí todas las islas y tierras cercanas a la capital del Imperio Bizantino, Constantinopla.
En 961 el emperador bizantino Nicéforo Focas recupera la isla devolviéndole la paz y la estabilidad hasta que en 1204 los cruzados arrebatan a los bizantinos sus posesiones en el Mediterráneo y la isla de Creta es vendida a Venecia que la conserva hasta el siglo XVII aprovechando la situación estratégica para sus propósitos comerciales en la zona, hasta que en 1669 tuvieron que ceder y dejar la isla ante el empuje otomano. El periodo veneciano es especialmente fructífero sobre todo en las artes y hay que destacar la figura del pintor griego Domenicos Theotocopoulos “El Greco” (1541 – 1614). También se fortificaron las ciudades existentes y se construyeron otras fortalezas nuevas como los magníficos ejemplos de Chania y Rethymno.
Creta estuvo ocupada por los turcos hasta el siglo XIX cuando tras periodos de revueltas la isla logra una cierta autonomía con el beneplácito de las potencias europeas. Creta se convierte en principado y es regida por el príncipe Jorge de Grecia que reina hasta que es expulsado por una revuelta liderada por Eleftherios Venizelos en 1905. Tres años más tarde en 1908 se proclama la anexión a la Grecia continental y se materializa en 1913.
Aún tiene este pedazo de tierra que sufrir la Guerra de los Balcanes y la Segunda Guerra Mundial durante la cual se libraron cruentas batallas y en la que la población de la isla fue especialmente castigada por las tropas alemanas. Hoy en día están todavía muy presentes en a memoria de las familias y de los pueblos y aldeas los asesinados por las represalias del ejército alemán.
CRETA HOY
Cuando en un mismo sitio se han ido superponiendo tantas civilizaciones y culturas diferentes el resultado no puede ser otro que una tierra cosmopolita y acogedora pero a la vez apegada a sus tradiciones. En Creta ocurre esto y el visitante nunca se sentirá totalmente extranjero y ajeno a la forma de vida de los cretenses. En sus ciudades, Heraklion, la capital, Chania, Rethymno, Agios Nikolaos se respira a partes iguales el pasado y el presente, en sus interesantes museos arqueológicos o en sus avenidas y lugares de moda. En los pueblos la tradición y el apego a la tierra se notan en cada rincón.
La mejor forma de descubrir Creta es sin duda moviéndose por toda su geografía en transporte público (la red local de autobuses es muy completa) o bien alquilando un coche que siempre dará más autonomía.
Esta tierra ha dado a Grecia y al mundo ilustres personajes en todas las disciplinas de la vida, “El Greco” pintor renacentista inimitable, los escritores Nikos Kazantzakis y Odisseas Elytis, este último recibió el Premio Nobel de literatura en 1979, Nana Moskouri, cantante de fama mundial y por ultimo hay que resaltar a Eleftherios Venizelos, probablemente el político más importante de la Grecia moderna, que ostentó el cargo de primer ministro en siete ocasiones.
Actualmente Creta es una de las regiones más ricas de Grecia, su benigno clima hace que la producción agrícola sea abundante y por ello su volumen de exportación sea muy alto. El clima también determina que el turismo sea una de sus primeras fuentes de riqueza. Durante todo el año la isla recibe visitantes de todo el mundo que buscan su rico pasado cultural, su naturaleza agreste con playas y parajes a veces salvajes, cómodos y lujosos centros turísticos, una gastronomía tradicional que dentro de la cocina griega se puede considerar de las más ricas y tantas otras cosas que solo se pueden encontrar dedicando suficiente tiempo a esta privilegiada isla del Mediterráneo.
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