Durante su estancia en Paros visiten su capital, Parikia, un hermoso pueblo de casas encaladas asentado sobre la ciudad clásica. Por eso los restos arqueológicos afloran entre jazmines y buganvillas para deleite del visitante. Un paseo por sus calles deja al descubierto todo un mosaico de comercios tradicionales, restaurantes de exquisita gastronomía griega e internacional, y cafeterías en las que se cuida hasta el último detalle.
A su puerto arriban los barcos y ferris procedentes de Atenas y de múltiples lugares de Grecia en un alegre vaivén de pasajeros y mercancías. Paroikia cuenta con uno de los monumentos paleocristianos más importantes de Grecia, la Iglesia de Panayia Hecatontapiliani (Santísima de las Cien Puertas), que es el emblema religioso y orgullo de las Cícladas, además de otras muchas bonitas iglesias llenas de historia.

Otro importante núcleo urbano de Paros es Naoussa, al norte de la isla. Se trata de un precioso y tranquilo pueblo pesquero de calles laberínticas donde el blanco de las fachadas y los vivos colores de puertas, ventanas y flores son los protagonistas.
Aquí, como en toda la isla, es tradición decorar el empedrado de las calles con dibujos en cal de alegres motivos como peces, flores, barcos, ojos de buena fortuna, etc. Como buen puerto pesquero, Naoussa ofrece gran variedad de restaurantes y tabernas en cuyos menús el pescado es la estrella, sin que falten pequeñas y coloridas tiendas tanto tradicionales como de firmas de ámbito internacional. Cuenta además con refinados pubs con una enorme gama de ambientes y motivos decorativos, donde el tiempo pasa en ausencia de prisas y estrés.
En el interior de la isla, merece la pena una visita a Lefkés, pequeño pueblo de antiguos canteros cuya blanquísima luz le da nombre (significa “Blancas”) y donde el silencio puebla calles y rincones. Callejeando por Lefkés salen al paso pequeñas plazas con tabernas donde tomar un café a la sombra de los árboles, y también algún museo de artes populares y talleres de artesanía local.
Paros está rodeada de playas de arena blanca y tranquilas aguas turquesa, entre las que destacan la de Kolymbythres, cerca de Naoussa y la Golden Beach, al sur de la isla. El mar de Paros hace las delicias de surfistas y amantes de los deportes náuticos, al mismo tiempo que las numerosas calas satisfacen las de aquellos que buscan un remanso de paz.
Merece también una visita cualquiera de los múltiples monasterios, iglesias y recintos arqueológicos que pueblan la isla, así como el curioso valle llamado Petaloudes o Valle de las Mariposas, un pequeño vergel donde descansan infinidad de ejemplares de una especie de mariposa de alas rojas.