
Milos es conocida por su gran número de playas y por los colores especiales que se encuentran en todas las esquinas de la isla debido a la actividad volcánica que hubo en la isla antiguamente.
Plaka, la capital de Milos, es un típico laberinto cicládico de callejas retorcidas y reminiscencias venecianas, situada al norte de la isla. El puerto principal de la isla, no obstante, se encuentra en Adámantas, una concurrida ciudad refugiada en la bahía. A medio camino entre Plaka y Además, en la costa, se encuentra Klima, un pintoresco pueblo de pescadores y centro termal en cuyas inmediaciones está Trypiti, un hermoso pueblo construido sobre los túneles de catacumbas paleocristianas que cuenta además con un teatro romano.
Al noreste se encuentra Pollonia, puerto pesquero expuesto al azote del viento desde el que se puede tomar un barco que lleva a Kimolos, minúscula isla vecina cuyo puerto resulta inaccesible durante buena parte del año y que ofrece al excursionista los restos de la fortaleza de Paleokastro, bonitas playas y un plato típico, una empanada con tomate, cebolla y aceite de oliva, que hacen que merezca la pena una excursión de un día.
De las playas de Milos son especialmente bonitas las de Ayia Kyriaki, protegida por rocas rojizas; Kivadólimni, gran playa de arena frente al puerto de Adámantas; Papafrangas, playa encajonada entre paredes de roca; Provatás, playa arenosa con manantiales submarinos que invitan a deliciosos baños nocturnos, y finalmente Voúdia, con un puerto milenario y una larga playa de guijarros que cuenta con numerosas fuentes sulfurosas que hacen bullir las aguas. Por último, Milos cuenta también con paradisíacas bahías a las que sólo se puede acceder en bote, como la de Fyriplaka, donde bañarse y tomar el sol en la más absoluta calma.
No hay que irse de la isla sin haber visto los arrecifes de Sarakiniko, de un inmaculado color blanco que emergen en la costa septentrional, o las cavernas de Kleftikó (cavernas del Ladrón o del Pirata) en la vertiente opuesta, o la gruta de Sykias con una ensenada interior producida por el derrumbamiento de su bóveda.